Bienvenidos a este segundo gran homenaje al agua. En este capítulo de nuestra entrada, vamos a reflexionar un poco sobre el valor del agua desde otro punto de vista muy distinto al anterior, pues, si previamente habíamos considerado el agua como fruto de muchos conflictos que tienen lugar entre las diversas naciones, en lo que se refiere a intereses económicos y de subsistencia, ya que el agua es indispensable para la vida, hoy nos centraremos en el valor del agua como símbolo de espiritualidad en las culturas. Pero antes de nada, sería conveniente que abriésemos nuestra mente y nuestros sentidos, un poco adormecidos por la rutina y el ritmo agitado de nuestras labores diarias, y que mirásemos más allá de nuestras narices. En la actualidad, sobre todo el la cultura occidental, es corriente abrir un grifo y ver salir el agua como si nada importase, ¿verdad? Tenemos mucha agua y estamos acostumbrados a disponer de ella según nuestras necesidades; actos tan cotidianos como ducharnos, cepillarnos los dientes, beber una infusión o cocinar, nos resultan claramente, y a simple vista, insignificantes. No obstante, el agua, presente en todos los actos de nuestra vida, y como ya comentábamos en el capítulo anterior, es un bien al alcance de muy pocos. Sin embargo, nosotros le hemos restado importancia a estos actos rutinarios, precisamente por eso, porque ya han dejado de tener importancia más allá de lo estrictamente necesario. En otras culturas, en cambio, el agua es considerada como un recurso esencial para la purificación del cuerpo y del alma. En el vídeo se menciona el ritual del té en Japón como una ceremonia para pedir perdón, agasajar a la familia o unir a la gente, y el agua, cómo no, juega aquí un papel fundamental. Antes de preparar el té, en la cultura china, deben limpiarse bien los cuencos para que, simbólicamente, esta infusión sea lo más pura posible y no "contamine" el proceso del ritual. Esto me recuerda por un momento a la película que vi, no hace muchos años, y que me pareció, por cierto, fabulosa, de Siete años en el Tíbet, concretamente la escena en la que Brad Pitt conoce a una joven y guapa tibetana que le prepara un té tras largos meses de viaje y de muchas adversidades, mientras él contempla admirado su ritual, momento en el que ya nada será igual en la vida del protagonista, pues esa ceremonia marca un antes y un después en la trama de la película.
Del mismo modo, también en Japón, los sacerdotes de Shinto deben realizar un ritual de iniciación para purificar sus almas antes de entrar en el sacerdocio mediante el rito de purificación o "misogi", que consiste en lavar sus cuerpos en una especie de pila gigante como una forma de purgar sus pecados, y todo ello acompañado de música y cantos.
Este tipo de ceremonias también están muy presentes en el cristianismo (en el vídeo hemos podido observar cómo los israelitas y las personas que quieren convertirse a esta religión mantienen el ritual, iniciado por Cristo, de sumergirse en las aguas del río Jordán), que considera el agua como símbolo de muerte y resurrección. En definitiva, tanto en la purificación (presente en la ceremonia del bautismo) como en la resurrección, el agua es un símbolo sagrado fundamental.
En otras culturas, como la hindú, el agua también se asemeja a los ciclos de la vida y la muerte, si bien sus ceremonias se diferencian algo más de las que hasta ahora hemos visto: en Varanasi, por ejemplo, considerada en India como "la ciudad de la muerte", antes de incinerar los cadáveres de sus seres queridos, los hindúes rocían los cuerpos de los fallecidos con agua del Ganges, no solo para limpiar sus pecados, sino también para que los muertos consigan alcanzar el "moksha" o la salvación del alma. Este tipo de gestos también se practican, sin ir más lejos, en los entierros cristianos, cuando el sacerdote, en la iglesia, derrama agua bendita sobre el ataúd de algún ser fallecido. Vemos, pues, en qué medida, las distintas culturas a veces mantienen lazos de unión que no imaginamos.
El agua también adquiere un carácter sagrado para la economía, pues el el vídeo también se explica cómo algunas culturas la utilizan para bendecir ofrendas a los dioses o como medio para favorecer la fertilidad y la agricultura.
Todo ello viene a demostrarnos, una vez más, la doble funcionalidad del agua; por una parte como instrumento de supervivencia para el ser humano, y por otra, como símbolo fuertemente sagrado para la vida espiritual de cada una de las culturas.
Siempre me ha fascinado el mundo de los sueños. No hace mucho pude comprarme un ejemplar de La interpretación de los sueños, basados en las experiencias de pacientes de Freud y su psicoanálisis. Por ello, hoy me he permitido el lujo de volver a abrir sus páginas para buscar la entrada de "agua", y esto fue lo que encontré:
El agua simboliza la vida, los sentimientos, la fecundidad, y la abundancia. Por ello, todos los sueños en los que el agua tiene un papel preponderante deben ser interpretados sobre estas premisas, y pueden ser infinitamente variados. Veamos algunos de ellos..
– Cuando el agua es clara y límpida, tanto anuncia una larga vida, feliz y apacible, como la pureza de nuestros sentimientos.
– En cambio si es turbia, sucia, estanca o corrupta… pronostica males y desgracias, por lo general más de carácter moral o de salud que económicos.
Recibir agua en un vaso o en otro recipiente semejante indica salud, alivio y consuelo para un pobre, matrimonio para un soltero, preñez para una casada (especialmente si es el marido quien llena el vaso o se lo ofrece).
– Pero si el vaso cae o se rompe, sin que las aguas se desparramen, es que el parto irá mal y si bien el hijo se salvará correrá peligro la vida de la madre.
– Por el contrario, si el agua se derrama y el vaso no se rompe, peligrará la vida del hijo y no la de la madre
– Si alguien nos lleva un recipiente con agua a nuestra casa y lo guardamos sin beber del mismo, indica avaricia; que los bienes que estamos acumulando serán disfrutados por otras personas.
– Si somos nosotros quienes llevamos el agua a otra casa y aceptamos que nos sea pagada, lo que venderemos en la vida real será nuestra honradez, nuestra pureza. En cambio, si esta agua es para dar de beber a quien se la llevamos, es signo de piedad y de religiosidad.
– El agua de lluvia presagia abundante cosecha para la comarca si la vemos caer sobre un campo cultivado y trabajo y bienestar si cae en la ciudad. Pero si el agua cae, se empapa la tierra y desaparece de inmediato,pérdida de bienes, humillaciones, y quizás, indigencia.
– Cuando vemos caer agua dentro de una casa (goteras) sin que llueva, anuncia duelo en dicha casa. Pero si sólo cae un gotera, se limitará a presagiar sufrimientos y peligros para el soñador.
– Si el agua ya sea de lluvia, de goteras, o de un grifo abierto, corre por la casa es un mal presagio, que muchas veces consiste en que no se tendrán más hijos; si inunda la casa,enfermedad grave o robo. Si en la casa ya existía un enfermo, grave peligro para su vida.Si vemos que el agua mana de las humedades de las paredes, por poca que traspase, indica duelo por parientes o amigos.
– Ver que mana una fuente de agua dentro de la casa o de una propiedad del soñador es anuncio de gran prosperidad material, acompañada de felicidad, alegría y buenos sentimientos.
– Caminar sobre el agua indica que se está atravesando un periodo peligroso, pero si se llega a tocar tierra es que las cosas se consolidarán. En cambio, si nos hundimos, es grave peligro, que puede ir desde la supeditación a los demás, al fracaso o incluso a la muerte.
– Ver una gran extensión de agua agitada por fuerte oleaje presagia penas y sufrimientos,mientras que si el agua es tersa, apacible y agradable, es tranquilidad felicidad y bienestar.
– Si al mirarnos en el agua ésta nos refleja claramente, indica que se conseguirá la riqueza; si nos refleja más hermosos de lo que somos en la realidad, es que hallaremos gran ternura y amor en los demás.
– Beber agua fría o fresca presagia salud y prosperidad, pero si es caliente anuncia enfermedad, mientras que si hierve es que nuestra cólera es tan violenta que nos perjudicará a nosotros mismos
– Bañarse en agua fría presagia incomprensión; en agua templada felicidad y alegría; en agua muy caliente o hirviendo, separación o divorcio.
– Agua amarga, turbia o amarillenta: enfermedad
– Aguas corrompidas: vivir con la rabia en el cuerpo
– Hedionda: bienes mal adquiridos.
– Estancada: pérdida de libertad.
– De un pozo salado (no la del mar): penas
– Negruzca: matrimonio desgraciado, hundimiento del hogar.
– Agua mineral: convalecencia y mejoría de salud
Resulta increíble ver las numerosas interpretaciones que conlleva el concepto de agua para nuestro subconsciente, de ahí que me interesase por comprobar qué otros significados podría tener este elemento en otros campos, como por ejemplo la literatura. Me contaron que, en algunos poemas de un autor conocido, como Federico García Lorca, el agua se utiliza como metáfora de otros significados: por ejemplo, para este poeta, el agua era símbolo de fertilidad en obras como Yerma, tragedia que nos cuenta la vida de una mujer estéril, o en el poema "Casida del herido por el agua", donde el "agua estancada" , "el agua oscura" y "el pozo" son metáforas de la muerte. A continuación os dejo un vídeo donde podréis escuchar el poema musicalizado por el cantante Carlos Cano. Escuchadla porque es una maravilla.
Por último, me gustaría despedir esta entrada recordando las palabras de la escritora chilena, Isabel Allende, muy cercana al poder espiritual de la vida (hace varios veranos leí su novela La casa de los espíritus y El reino del dragón de oro, que os recomiendo) y a lo sagrado, pues en su literatura, el mundo humano y el espiritual siempre van a la par. Ella menciona en el vídeo la experiencia de la muerte de su hija Paula (que al parecer dejó también huella en su literatura, ya que tiene un libro titulado con el nombre de su hija) y cómo ella quiso que sus cenizas fuesen arrojadas en un arroyo que corría por un hermoso bosque. La escritora dice que siempre vuelve a ese arroyo porque siente que el espíritu de su hija permanece en esas aguas, o regresa convertido en forma de lluvia, pero que siempre lo contempla a través del agua y en cualquiera de sus manifestaciones.
Hace tan solo unos días vi una conmovedora película titulada Testament of youth, que narra las memorias de una mujer británica, Vera Brittain, durante la Primera Guerra Mundial. Me llamó mucho la atención el final de la misma, cuando Vera, deprimida por la tragedia de haber perdido a su prometido y a su hermano en el frente, y después de muchos momentos de angustia por no poder recuperarlos, decide convivir con los fantasmas de esa guerra, asumir lo ocurrido y continuar con su vida. Precisamente una de las imágenes más bellas de la película es la que simboliza el acto de sumergirse en el lago donde ella y sus hermanos jugaban de niños, como una forma de regeneración, de purificar su memoria y su alma, como un modo, en definitiva, de poder salvar su propia vida y comenzar de nuevo, de borrar los horrores que sus ojos han presenciado en la guerra, cuando voluntariamente, decidió irse como enfermera para ayudar a los soldados, y muy especialmente, a los suyos.
Hace tan solo unos días vi una conmovedora película titulada Testament of youth, que narra las memorias de una mujer británica, Vera Brittain, durante la Primera Guerra Mundial. Me llamó mucho la atención el final de la misma, cuando Vera, deprimida por la tragedia de haber perdido a su prometido y a su hermano en el frente, y después de muchos momentos de angustia por no poder recuperarlos, decide convivir con los fantasmas de esa guerra, asumir lo ocurrido y continuar con su vida. Precisamente una de las imágenes más bellas de la película es la que simboliza el acto de sumergirse en el lago donde ella y sus hermanos jugaban de niños, como una forma de regeneración, de purificar su memoria y su alma, como un modo, en definitiva, de poder salvar su propia vida y comenzar de nuevo, de borrar los horrores que sus ojos han presenciado en la guerra, cuando voluntariamente, decidió irse como enfermera para ayudar a los soldados, y muy especialmente, a los suyos.
Hoy en día, tristemente, nos hemos alejado demasiado de este concepto de la vida y la muerte. El mundo en que vivimos, los medios de comunicación, la publicidad, la imagen, etc..., nos impiden valorar estos aspectos de la vida y nos empujan cada vez más hacia lo material, impidiéndonos valorar otras cosas no menos importantes. Quizá debamos replantear nuestros propios valores y abrirnos hacia otros caminos y formas de pensar, de ver la vida... Esto nos ayudaría a comprender mejor otras culturas y evitar estereotipos, prejuicios y conflictos de este tipo. El agua puede ser un buen comienzo.
Un 10. Pedazo de entrada. UN saludo
ResponderEliminar