Hoy, nuestro capítulo sobre el agua se centrará en la búsqueda de las fuentes y recursos naturales para la obtención de la misma. Desde la Antigüedad, la búsqueda del agua ha constituido la base fundamental del sustento de las civilizaciones, y muchos han sido los pueblos que han inventado vías de lo más diversas para encontrarla. Es curioso ver cómo las tribus del desierto de Kalahari, en Botswana, recorren cientos de kilómetros a través del seco y árido desierto para encontrar un pequeño melón (al que ellos llaman tsamma) con agua que es capaz de alimentar a poblaciones enteras y animales. Una vez que la tribu ha conseguido el tsamma, sus miembros lo celebran haciendo un pequeño altar en honor a los dioses, que les han concedido ese exquisito manjar, y los invocan para que traigan prosperidad y abundancia el resto del año. Sorprende ver a las mujeres de estas tribus realizar cantos y ritos para que esas divinidades les ayuden a encontrar el agua, que para ellos es un recurso muy preciado. Estas costumbres ancestrales, sin embargo, no me resultan tan extrañas, pues ya en Historia aprendimos que los primeros seres humanos que habitaron la tierra, empleaban sistemas muy similares a los que podemos ver en el vídeo, e incluso pintaban en las cuevas (arte rupestre) y se disfrazaban (chamanes) para favorecer la caza y atraer la magia como un método de supervivencia. Estos pueblos también pensaban que sus destinos estaban sometidos a la voluntad de unos dioses caprichosos que podrían ofrecerle buenas cosechas o arruinárselas mediante la sequía o las lluvias torrenciales, de ahí que fabricasen estatuas de cerámica en homenaje a las divinidades de la fertilidad, pues sus vidas dependían en buena medida de estos ritos y costumbres, que, a través de miles de años, han llegado a estos rincones de África, en los que podemos aprender muchas lecciones de supervivencia. Tanto es así, que en muchos estudios sobre aquellas civilizaciones y pueblos primitivos, se han tenido en cuenta las formas de vida de estas tribus. Esto es, al menos, lo que nos enseñan los granjeros y vaqueros australianos del vídeo, quienes utilizan las mismas técnicas para la obtención de agua que las tribus aborígenes, y cuentan con su ayuda y conocimientos a la hora de buscar nuevas fuentes de agua en la tierra, en lo que podríamos considerar como una especie de "pacto" con la naturaleza, una herencia de nuestros antepasados, que, como vemos, tienen mucho que aportar al mundo civilizado, en que la posesión del agua se concibe como un derecho indiscutible. Este equilibrio entre las necesidades humanas y el respeto y convivencia con los diferentes pueblos y razas con el medio ambiente, es un hecho digno de destacar.
Otro ejemplo de cómo las civilizaciones antiguas pueden ayudarnos a comprender la importancia del agua es la ciudad de Petra, en Jordania, donde aún se conservan lo que fueron los restos de antiguas canalizaciones que conducían el agua a sistemas parecidos a cisternas para suministrarla a las distintas viviendas de la ciudad. Este aspecto me llamó mucho la atención, porque siempre he pensado que los romanos fueron los mejores ingenieros conocidos hasta el momento (el Acueducto de los Milagros, en Mérida, es una prueba de ello). Ahora sé que el abastecimiento del agua fue una cuestión universal común a todas las civilizaciones del mundo conocido.
Otra problemática que se aborda en el vídeo es el hundimiento de Ciudad de México, debido al bajo nivel de agua de los acuíferos que se encuentran bajo esta zona urbana, considerada una de las más grandes del mundo. Allí, la sequía y la escasez de este recurso se han convertido en el pan de cada día de muchos de sus habitantes, especialmente los más pobres. Las diferencias sociales son abismales, y esto hace que los ricos puedan disfrutar de toda el agua que necesiten, mientras que las clases más desfavorecidas tienen que comprar agua embotellada (el agua no es potable) para hacer todas las tareas diarias.
Pero, sin lugar a dudas, una de las técnicas de recogida y aprovechamiento del agua que más me fascinaron fue la diseñada por el pueblo de Chungungo, en Chile. Allí utilizan una especie de red metálica gigantesca que, en días de lluvia, e incluso de niebla, atrae la humedad y canaliza las gotas de agua hacia unas cañerías que la distribuyen por todas las casas, pues aquí los períodos se sequía son bastante largos.
Me gustaría finalizar esta entrada con una noticia sobrecogedora (un adjetivo que acompaña a la mayor parte de noticias relacionadas con las entradas de "agua" y "Tercer Mundo"), de hace ya unos años, sobre la complicada vida de los etíopes en su interminable (¿incansable, mejor?) búsqueda del agua, que a veces suponen días enteros de caminatas por terrenos peligrosos, y en la que los niños juegan un papel decisivo:
Ojalá algún día sepamos valorar este bien tan preciado y escuchemos las enseñanzas de nuestros antepasados y de las civilizaciones que hoy conviven en una estrecha y cercana unión con la naturaleza. Ahí está la clave de nuestra supervivencia.
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