Nuestra entrada hoy será un pequeño homenaje a todos los zahoríes de la tierra que luchan por continuar una tradición que actualmente está en peligro de extinción: la radiestesia Seguramente algunos de vosotros os preguntaréis qué es un zahorí y qué tiene que ver con esa ciencia o arte (pues no hay un acuerdo generalizado como tal) con la que hemos titulado este breve capítulo de nuestro blog.
Pues bien, un zahorí es un maestro del agua (por cierto, muy recomendable esta película, que también lleva este título por ser el protagonista, interpretado por Rusell Crowe, un padre con gran coraje que decide partir al país turco para buscar a sus hijos, supuestamente fallecidos, en el frente durante la Primera Guerra Mundial, y cuyo oficio es precisamente buscar agua).
Como os iba explicando, los zahoríes son considerados maestros del agua debido a su capacidad (algunos lo consideran un auténtico don) para buscar corrientes de agua subterránea en lugares donde, aparentemente, es difícil su presencia.
En entradas anteriores, con motivo del Día Mundial del Agua, estuvimos comentando y analizando una serie de vídeos en los que se ponían de manifiesto las enormes dificultades a las que tienen que hacer frente algunas poblaciones para encontrar este recurso y abastecer a sus habitantes. No miento si os digo que esta idea de la radiestesia vino como un rayo a mi mente al ver precisamente la película que lleva dicho título. Me quedé fascinada al observar cómo el protagonista era capaz de encontrar agua en una zona tan inhóspita y desértica como aquel valle, sin más ayuda que la de unas rudimentarias varillas metálicas que, gracias a su magnetismo, pueden percibir las radiaciones de cualquier cuerpo, independientemente del estado en que se encuentre.
Esta técnica comenzó a emplearse en Alemania hacia el siglo XV. Mientras algunos lo percibían como un acto de brujería (Lutero), otros lo consideraban como un recurso imprescindible para encontrar metales. En cualquier caso, siempre se consideró como una pseudociencia o una especie de ciencia detrás de la cual se escondía algún tipo de magia oculta.
Hoy tiene diversos usos (desde la medicina alternativa y el diagnóstico de enfermedades, hasta la búsqueda de puntos de energía, localización de personas...), si bien su influencia está más localizada en las zonas rurales.
En cualquier caso, e independientemente de sus resultados (a veces positivos, a veces no tan efectivos), no deja de llamar la atención el hecho de que su práctica se haya mantenido viva hasta la época actual.
Para que os hagáis una idea de cómo funciona todo esto de la radiestesia, observad el experimento del siguiente vídeo, pues no os dejará indiferentes (¡os lo aseguro!):
Y finalmente, os recomiendo la lectura del siguiente reportaje publicado en el diario Hoy sobre este fenómeno, tan poco usual, que se resiste a desaparecer, basado en las experiencias de primera mano de un zahorí extremeño. Espero que os guste. ¡Saludos!
Esta vez nos ha tocado reflexionar sobre el precio del agua; obviamente, no hablo del valor de la misma, pues, como ya sabemos, es un bien muy preciado. Me refiero al coste económico que supone su consumo. En el vídeo aparecen algunas poblaciones de Oriente Medio que, a causa de la carestía de este recurso, se ven obligadas a recurrir a métodos ilícitos de extracción de agua, o bien tienen que comprarla a precios exorbitantes, por lo que, actos diarios que concebimos como esenciales en nuestras vidas (ducharnos, cepillarnos los dientes, cocinar e incluso comer y beber), se convierten, en algunos países, en un lujo al alcance de muy pocos. Asimismo, es sorprendente ver cómo existen personas dedicadas a la búsqueda del agua (algo que ya hemos visto en capítulos anteriores), tarea bastante complicada en algunos casos, y que se encargan de trasladarla a las zonas urbanas y poblados a fin de abastecer a sus habitantes. Se trata de un oficio que a día de hoy nos resulta poco común, pero que se ha convertido en una parte fundamental para la supervivencia en estas zonas. Los comerciantes de agua llegan a subsistir con el salario que reciben de sus conciudadanos, quienes están dispuestos a ahorrar toda una semana para tener los suministros necesarios. Esto ha hecho que el agua adquiera un coste económico que ya se está aplicando en países más desarrollados, como Gran Bretaña. Pero, ¿quién no es consciente actualmente de que el agua se paga a precio de oro? ¿Nos fijamos en las facturas que pagamos?
Pinchad sobre el siguiente enlace y comprobaréis el precio del agua en los diversos países europeos, junto con algunos datos que os pueden interesar al respecto:
Todo esto reabre el debate de si es conveniente ponerle un precio al agua para controlar el gasto y contribuir con ello a que la sociedad sea más consciente de la necesidad de ahorrarla y conservarla, o bien considerar que lo más justo, dadas las desigualdades sociales existentes, sería redistribuirla equitativamente y de manera gratuita, pues se trata de un bien que pertenece única y exclusivamente a la comunidad. En este último caso, la educación, como ya comentábamos en la entrada anterior, juega un papel indiscutible, ya que hablamos de transmitir un buen uso del agua a la sociedad, y para ello es necesario enseñar estos principios tanto desde la institución familiar, como desde el ámbito escolar, desde la infancia, y de unas generaciones a otras.
Desde mi punto de vista, poner un precio al agua supone el enriquecimiento de unos pocos frente a los más desfavorecidos. Si queremos acabar con las desigualdades sociales, no podemos llevar a cabo medidas que no favorecen esa integración social, porque sencillamente estaremos justificando ese sistema. La privatización del agua a manos de unas cuantas empresas encarecería la vida de las personas y su supervivencia se haría más difícil. El agua es un bien de todos, es patrimonio de todos, y como tal debemos reflejarlo en su propia distribución y reparto. Una vez más, la responsabilidad y la ética de los gobiernos deben actuar para evitar injusticias de este tipo.
"El derecho humano al agua es indispensable para una vida humana digna"
Observación General Nº. 15. El derecho al agua.
Comité de Naciones Unidas de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales.
Noviembre de 2002.
En esta nueva entrada comenzaremos con una de las grandes metáforas sobre el agua, y, para ello, lo primero que tenemos que tener muy presente es que "el pozo de la vida se está agotando". Seguramente, muchos lectores dirán que estas palabras saldrían más bien de la boca de un poeta que de una persona realista. Y tenéis toda la razón, pero yo soy de las que piensan que "todos los profesores deberían ser poetas, porque el conocimiento es peligroso si no entra a través del corazón" (cita textual de Annita Roddick en el vídeo, y que decido incluir en este espacio porque me parece una reflexión inteligentísima por su parte). Yo, ni soy profesora, ni soy poeta (o poetisa, como dirían los académicos), pero formo parte de eso que llamamos humanidad (en los dos sentidos posibles de la palabra) y creo en el poder de la educación como el arma más efectiva y poderosa para combatir la ignorancia de los seres humanos (valga la redundancia) pero no puedo evitar reprimirme al emplear este término (el de "humanidad", lo "humano") cuando hablo de la educación, pues los dos constituyen, desde mi humilde punto de vista, las dos caras de una misma moneda; por lo tanto, aquí no vale echar a suerte el destino de ambos. No hay educación sin humanidad, ni humanidad sin educación. Y esto no me lo enseñó la RAE, precisamente; tampoco es algo que esté en los libros, nada de eso...Esto es algo mucho más complejo que te enseña la gran maestra de la vida: la experiencia, los valores que ves en los demás y que tú mismo aprendes a llevar en tu propia maleta (y no me refiero a la ropa interior, por si alguien ya está barruntando algo parecido). ¿Cómo definirlo? Es...lo que está dentro de ti y te hace ser como eres, lo que te empuja a ayudar a otros, a sentirte mejor solidarizándote con otros, a dar el callo y no la espalda, a ofrecer la mano y no las armas.
Hace tan solo unos días quedé impactada al ver una fotografía (no recuerdo el nombre de la reportera que la hizo) de una madre siria lavando el cuerpo de su hijo en mitad de un campo de refugiados, con la ayuda de un balde de agua. No me preguntéis por qué, pero me sentí profundamente conmovida. Y justo detrás de esa pareja fotografiada, se encontraba un voluntario de una conocida organización de ayuda a los refugiados, esbozando una sonrisa y ofreciéndoles una pequeña pastilla de jabón. Y de repente me dije: "Esto es humanidad, esto es educación". A menudo tendemos a familiarizarnos con la educación desde la esfera únicamente académica, sin tener en cuenta que ésta engloba otros aspectos (los conocimientos, obviamente, ocupan un lugar primordial, pero no el único) que tienen que ver con el crecimiento personal, la madurez, el equilibrio emocional, etc...
Ahora bien, ¿qué tiene que ver todo esto con el agua? Parece evidente que, si educamos desde la infancia en un buen uso y ahorro de este recurso, aprenderemos a tener una mayor conciencia social, lo que supone, a la larga, mayores beneficios, y esto traería, en consecuencia, un mayor avance en torno a la consideración y respeto hacia el medio ambiente. Asimismo, los gobiernos mundiales, con un poquito de esfuerzo, lograrían frenar la contaminación y contribuirían a un reparto más equitativo y justo de los recursos, y, más concretamente, del agua, cada vez más escasa. Muchas decisiones pueden salvar vidas.
En otras palabras, todo esto es lo que puede ayudar la educación en la problemática mundial sobre el agua, y es uno de aspectos que más se han subrayado desde las Naciones Unidas. En cualquier caso, debería convertirse en un objetivo prioritario.
En la ciudad de Saná, en Yemen, el bombeo de las aguas subterráneas a causa de la carestía de agua ha llevado al agotamiento de este recurso, lo que ha supuesto que gran parte de la población haya recurrido a la excavación de pozos subterráneos de hasta 1.500 metros de profundidad, Mientras tanto, otras personas se ven obligadas a comprar agua a comerciantes privados a precios desorbitados, y otras muchas explotan fuentes ilícitas.
En la misma situación se encuentra el estado de California (EE.UU), donde la población aumenta cada año, y, por tanto, la demanda de agua se hace cada vez más evidente, por lo que cada vez se buscan más suministros de agua. Aquí, el Lago Mono, que se alimenta de los ríos de la región, ha bajado unos 14 metros, una cantidad bastante alarmante. Esta circunstancia ha conducido a las autoridades a llevar a cabo programas de reciclaje del agua: por ejemplo, la distribución gratuita de inodoros que consumen una cantidad reducida de agua, o la reutilización de la misma en parques y zonas públicas, lo que supone un ahorro de un 10% de este recurso.
Desde la NASA también son cada vez más conscientes de esta problemática y están aplicando medidas para la reutilización del agua en el espacio, a fin de que los astronautas puedan hacer una vida relativamente normal, sin agotarla.
Sin embargo, son los lazos entre la ciencia y la tecnología los que están realizando verdaderos avances sobre otras formas de reciclar agua, y es aquí donde el mar, lugar donde se originó la vida y la primera célula, juega un papel crucial. Mediante la ósmosis inversa (proceso de desalinización del agua marina) se pretenden aumentar los niveles y recursos de agua del planeta, si bien se trata de un proyecto que todavía requiere un mayor desarrollo.
Un curioso método para hacer fertilizar la tierra en desiertos como el del Sáhara es el que se está practicando actualmente a través del agua seca (dri water), compuesto de gel con textura y aspecto gelatinosos que retiene el agua y que impide que ésta se evapore en terrenos sometidos a altas temperaturas. Además, al no tener compuestos químicos, es una sustancia biodegradable que no produce ningún impacto medioambiental sobre la zona que se aplica.
En definitiva, tanto la ciencia y la tecnología, como la educación, deben convertirse en instrumentos indispensables para el desarrollo social y medioambiental del planeta, y creo que nuestro esfuerzo debe ser, en este mismo sentido, la palanca que impulse el cambio hacia una etapa más civilizada y responsable.
Aquí os dejo la página de las Naciones Unidas sobre la cuestión del agua. Es bastante interesante, pues contiene muchos documentos que abordan la cuestión del derecho humano al agua y al saneamiento junto con otros datos que merece la pena saber:
Hoy, nuestro capítulo sobre el agua se centrará en la búsqueda de las fuentes y recursos naturales para la obtención de la misma. Desde la Antigüedad, la búsqueda del agua ha constituido la base fundamental del sustento de las civilizaciones, y muchos han sido los pueblos que han inventado vías de lo más diversas para encontrarla. Es curioso ver cómo las tribus del desierto de Kalahari, en Botswana, recorren cientos de kilómetros a través del seco y árido desierto para encontrar un pequeño melón (al que ellos llaman tsamma) con agua que es capaz de alimentar a poblaciones enteras y animales. Una vez que la tribu ha conseguido el tsamma, sus miembros lo celebran haciendo un pequeño altar en honor a los dioses, que les han concedido ese exquisito manjar, y los invocan para que traigan prosperidad y abundancia el resto del año. Sorprende ver a las mujeres de estas tribus realizar cantos y ritos para que esas divinidades les ayuden a encontrar el agua, que para ellos es un recurso muy preciado. Estas costumbres ancestrales, sin embargo, no me resultan tan extrañas, pues ya en Historia aprendimos que los primeros seres humanos que habitaron la tierra, empleaban sistemas muy similares a los que podemos ver en el vídeo, e incluso pintaban en las cuevas (arte rupestre) y se disfrazaban (chamanes) para favorecer la caza y atraer la magia como un método de supervivencia. Estos pueblos también pensaban que sus destinos estaban sometidos a la voluntad de unos dioses caprichosos que podrían ofrecerle buenas cosechas o arruinárselas mediante la sequía o las lluvias torrenciales, de ahí que fabricasen estatuas de cerámica en homenaje a las divinidades de la fertilidad, pues sus vidas dependían en buena medida de estos ritos y costumbres, que, a través de miles de años, han llegado a estos rincones de África, en los que podemos aprender muchas lecciones de supervivencia. Tanto es así, que en muchos estudios sobre aquellas civilizaciones y pueblos primitivos, se han tenido en cuenta las formas de vida de estas tribus. Esto es, al menos, lo que nos enseñan los granjeros y vaqueros australianos del vídeo, quienes utilizan las mismas técnicas para la obtención de agua que las tribus aborígenes, y cuentan con su ayuda y conocimientos a la hora de buscar nuevas fuentes de agua en la tierra, en lo que podríamos considerar como una especie de "pacto" con la naturaleza, una herencia de nuestros antepasados, que, como vemos, tienen mucho que aportar al mundo civilizado, en que la posesión del agua se concibe como un derecho indiscutible. Este equilibrio entre las necesidades humanas y el respeto y convivencia con los diferentes pueblos y razas con el medio ambiente, es un hecho digno de destacar.
Otro ejemplo de cómo las civilizaciones antiguas pueden ayudarnos a comprender la importancia del agua es la ciudad de Petra, en Jordania, donde aún se conservan lo que fueron los restos de antiguas canalizaciones que conducían el agua a sistemas parecidos a cisternas para suministrarla a las distintas viviendas de la ciudad. Este aspecto me llamó mucho la atención, porque siempre he pensado que los romanos fueron los mejores ingenieros conocidos hasta el momento (el Acueducto de los Milagros, en Mérida, es una prueba de ello). Ahora sé que el abastecimiento del agua fue una cuestión universal común a todas las civilizaciones del mundo conocido.
Otra problemática que se aborda en el vídeo es el hundimiento de Ciudad de México, debido al bajo nivel de agua de los acuíferos que se encuentran bajo esta zona urbana, considerada una de las más grandes del mundo. Allí, la sequía y la escasez de este recurso se han convertido en el pan de cada día de muchos de sus habitantes, especialmente los más pobres. Las diferencias sociales son abismales, y esto hace que los ricos puedan disfrutar de toda el agua que necesiten, mientras que las clases más desfavorecidas tienen que comprar agua embotellada (el agua no es potable) para hacer todas las tareas diarias.
Pero, sin lugar a dudas, una de las técnicas de recogida y aprovechamiento del agua que más me fascinaron fue la diseñada por el pueblo de Chungungo, en Chile. Allí utilizan una especie de red metálica gigantesca que, en días de lluvia, e incluso de niebla, atrae la humedad y canaliza las gotas de agua hacia unas cañerías que la distribuyen por todas las casas, pues aquí los períodos se sequía son bastante largos.
Me gustaría finalizar esta entrada con una noticia sobrecogedora (un adjetivo que acompaña a la mayor parte de noticias relacionadas con las entradas de "agua" y "Tercer Mundo"), de hace ya unos años, sobre la complicada vida de los etíopes en su interminable (¿incansable, mejor?) búsqueda del agua, que a veces suponen días enteros de caminatas por terrenos peligrosos, y en la que los niños juegan un papel decisivo:
Ojalá algún día sepamos valorar este bien tan preciado y escuchemos las enseñanzas de nuestros antepasados y de las civilizaciones que hoy conviven en una estrecha y cercana unión con la naturaleza. Ahí está la clave de nuestra supervivencia.
El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río;
es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre;
es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego
J.L. Borges.
Hoy me gustaría comenzar reflexionando sobre el poder de los ríos en las sociedades, y qué mejor manera de empezar este breve escrito que mencionando una de los versos más hermosos del poeta argentino, Borges, a propósito de la importante función que cumplen estos elementos de la naturaleza en nuestras vidas. Me llamó la atención su reflexión (y de ahí que haya decidido encabezarla en esta entrada), no solo por su belleza, sino también por la forma en que documentalista de este vídeo inició el recorrido por algunos de los ríos que más impacto han tenido en la historia, abriendo dichas consideraciones con esas palabras, para mí, bastante acertadas.
Otro gran poeta que estudié no hace mucho en literatura venía a decir algo así como que nuestras vidas eran como ríos que desembocaban en el mar, en el fin de nuestra existencia, en la muerte. Su nombre era también Jorge, Jorge Manrique, y esta metáfora tan bella nos está ya anunciado la inseparable unión entre el agua y la vida humana.
El vídeo nos habla sobre el papel vital que han cumplido los ríos para su explotación económica y de las consecuencias de dicha explotación sobre el medio ambiente. En este sentido, hay que señalar que, pese a todo, la intervención del ser humano sobre la naturaleza, ha evitado que fenómenos naturales muy peligrosos, como las inundaciones, las sequías, o la pérdida de empleo para muchas poblaciones, pero de ello depende, en buena medida, la actuación, inteligente y responsable, de los dirigentes de las naciones. Por ejemplo, y a mi juicio, considero que la construcción de la Presa de Asuán por el gobierno egipcio de Abdel Nasser en 1956, fue uno de los grandes hitos de la historia, pues permitió todas estas ventajas anteriormente mencionadas, y supuso un gran avance económico en este país, pues el Nilo, hasta la fecha, estaba causando la pérdida de muchas vidas humanas, y era difícil controlar sus numerosas crecidas. Gracias e ello, los egipcios pudieron contar con un suministro de agua controlado durante los años más secos, y las cosechas han aumentado bastante.
Ahora bien, el proyecto de la Presa Alta de Asuán conllevó otra serie de consecuencias negativas, como la inundación de yacimientos arqueológicos de gran relevancia para la cultura del país, que tuvieron que ser trasladados (lo que, en términos económicos, se tradujo en más de 40 millones de dólares), las migraciones de miles de granjeros que ocupaban esas zonas fluviales, ya que sus casas habían sido destruidas por el agua, y otra serie de consecuencias nefastas debido al estancamiento del Nilo en las aguas del Lago Nasser. Esto también ha traído consigo, asimismo, que, el nivel de sedimentos y nutrientes que este lago llevaba a las cosechas, haya disminuido en gran medida por ese estancamiento, y, en consecuencia, los campesinos se han visto obligados a utilizar fertilizantes para mejorar los campos de cultivo, lo que produce, a su vez, más contaminación. Además de eso, los habitantes, a causa de ese estancamiento del agua, tienen que añadir cloro al agua para que ésta sea potable y prevenir así posibles enfermedades, sin contar los riesgos que esto supone para la salud de las personas. Y por si fuera poco, la presión producida por el volumen de agua retenida en el Lago Nasser, está provocando grietas en la presa, produciendo escapes de agua a tierras cercanas, por lo que existe el riesgo de que, algún día no muy lejano, la presa ceda y las inundaciones provoquen la muerte de millones de personas.
En otras regiones, en cambio, las inundaciones dejan paso a la falta de agua; hablamos del Mar de Aral, en Asia Central, cuya sequía ha dejado a buena parte de la población sin empleo y está devastando regiones que antiguamente eran muy fértiles, pues la sal que ha dejado a su paso es dañina para las cosechas de algodón, un producto principal en zonas como Kazakjistán y Uzbekistán, cuya principal fuente de recursos era ese mar. Y de nuevo, un ejemplo de cómo las decisiones políticas tienen conecuencias impredecibles: cuando el exdirigente de la antigua Unión Soviética, Nikita Jrushov, en su intento por mejorar la industria textil rusa, ordenó desviar las aguas del Mar de Aral, gran parte de la misma se evaporó en su curso o se acabó perdiendo. La falta de agua, al igual que en el caso de Egipto, provocó enfermedades tóxicas a las que incluso hoy en día se trata de buscar solución, con el objetivo de salvar a sus habitantes y desarrollar su economía mediante ayudas europeas.
Finalmente, si hacemos un pequeño viaje en el mapa, nos encontraremos con otro caso muy similar; hablo de la Presa de las Tres Gargantas en China, donde el problema de las inundaciones del río Yangtsé ha llegado a constituir una gran amenaza para sus pobladores. Afortunadamente, el diseño de esta obra de ingeniería, gigantesco proyecto, ha evitado esta situación. Sin embargo, y salvando los costes económicos que supone su construcción (miles de millones de euros), las organizaciones internacionales advierten de sus consecuencias sobre el medio ambiente y la sociedad (desplazamientos de millones de personas, pérdidas de miles de especies, por no hablar de los posibles fallos que pueden presentarse, pues nada es perfecto, ni podemos medir todos y cada uno de los riesgos que pueden llegar a producirse).
Actualmente, en nuestra región, existen también numerosos riesgos para la fauna y la población, por la contaminación de los ríos. Un ejemplo es la central nuclear de Almaraz, que está causando enormes daños ecológicos sobre las especies que habitan en el Tajo. Han sido numerosas las presiones que, desde Ecologistas en Acción y la Plataforma Nuclear Cerrar Almaraz, han ejercido para su eliminación, pero sus resultados, hasta ahora, no han obtenido frutos, principalmente porque otros sectores consideran que la central aporta grandes beneficios económicos a la Comunidad y genera mucho empleo. No obstante, creo que se debe seguir luchando para que, al menos, los gobiernos regionales del país sean conscientes (y recalco la expresión "ser consciente", porque todo debe partir desde ahí) de esta situación y aplicar medidas menos perjudiciales para la naturaleza, que es patrimonio de todos.
En definitiva, si bien la intervención humana está logrando controlar y predecir los cambios de la naturaleza (algo que en nuestra historia era impensable), ello no siempre quiere decir que ese control sobre la misma sea siempre favorable para nosotros, y que aun a día de hoy resulta difícil establecer una igualdad entre los intereses económicos (especialmente en los países capitalistas) y el respeto hacia el medio ambiente, que, en mi opinión, debe ser el primer punto que las naciones deben tomar en consideración. Pero para ello es imprescindible que primero tengamos una visión de futuro, y, si somos solidarios y nada egoístas con las generaciones venideras, seamos conscientes de que el agua es un recurso fundamental, de que cada gota de vida cuenta.
Bienvenidos a este segundo gran homenaje al agua. En este capítulo de nuestra entrada, vamos a reflexionar un poco sobre el valor del agua desde otro punto de vista muy distinto al anterior, pues, si previamente habíamos considerado el agua como fruto de muchos conflictos que tienen lugar entre las diversas naciones, en lo que se refiere a intereses económicos y de subsistencia, ya que el agua es indispensable para la vida, hoy nos centraremos en el valor del agua como símbolo de espiritualidad en las culturas. Pero antes de nada, sería conveniente que abriésemos nuestra mente y nuestros sentidos, un poco adormecidos por la rutina y el ritmo agitado de nuestras labores diarias, y que mirásemos más allá de nuestras narices. En la actualidad, sobre todo el la cultura occidental, es corriente abrir un grifo y ver salir el agua como si nada importase, ¿verdad? Tenemos mucha agua y estamos acostumbrados a disponer de ella según nuestras necesidades; actos tan cotidianos como ducharnos, cepillarnos los dientes, beber una infusión o cocinar, nos resultan claramente, y a simple vista, insignificantes. No obstante, el agua, presente en todos los actos de nuestra vida, y como ya comentábamos en el capítulo anterior, es un bien al alcance de muy pocos. Sin embargo, nosotros le hemos restado importancia a estos actos rutinarios, precisamente por eso, porque ya han dejado de tener importancia más allá de lo estrictamente necesario. En otras culturas, en cambio, el agua es considerada como un recurso esencial para la purificación del cuerpo y del alma. En el vídeo se menciona el ritual del té en Japón como una ceremonia para pedir perdón, agasajar a la familia o unir a la gente, y el agua, cómo no, juega aquí un papel fundamental. Antes de preparar el té, en la cultura china, deben limpiarse bien los cuencos para que, simbólicamente, esta infusión sea lo más pura posible y no "contamine" el proceso del ritual. Esto me recuerda por un momento a la película que vi, no hace muchos años, y que me pareció, por cierto, fabulosa, de Siete años en el Tíbet, concretamente la escena en la que Brad Pitt conoce a una joven y guapa tibetana que le prepara un té tras largos meses de viaje y de muchas adversidades, mientras él contempla admirado su ritual, momento en el que ya nada será igual en la vida del protagonista, pues esa ceremonia marca un antes y un después en la trama de la película.
Del mismo modo, también en Japón, los sacerdotes de Shinto deben realizar un ritual de iniciación para purificar sus almas antes de entrar en el sacerdocio mediante el rito de purificación o "misogi", que consiste en lavar sus cuerpos en una especie de pila gigante como una forma de purgar sus pecados, y todo ello acompañado de música y cantos.
Este tipo de ceremonias también están muy presentes en el cristianismo (en el vídeo hemos podido observar cómo los israelitas y las personas que quieren convertirse a esta religión mantienen el ritual, iniciado por Cristo, de sumergirse en las aguas del río Jordán), que considera el agua como símbolo de muerte y resurrección. En definitiva, tanto en la purificación (presente en la ceremonia del bautismo) como en la resurrección, el agua es un símbolo sagrado fundamental.
En otras culturas, como la hindú, el agua también se asemeja a los ciclos de la vida y la muerte, si bien sus ceremonias se diferencian algo más de las que hasta ahora hemos visto: en Varanasi, por ejemplo, considerada en India como "la ciudad de la muerte", antes de incinerar los cadáveres de sus seres queridos, los hindúes rocían los cuerpos de los fallecidos con agua del Ganges, no solo para limpiar sus pecados, sino también para que los muertos consigan alcanzar el "moksha" o la salvación del alma. Este tipo de gestos también se practican, sin ir más lejos, en los entierros cristianos, cuando el sacerdote, en la iglesia, derrama agua bendita sobre el ataúd de algún ser fallecido. Vemos, pues, en qué medida, las distintas culturas a veces mantienen lazos de unión que no imaginamos.
El agua también adquiere un carácter sagrado para la economía, pues el el vídeo también se explica cómo algunas culturas la utilizan para bendecir ofrendas a los dioses o como medio para favorecer la fertilidad y la agricultura.
Todo ello viene a demostrarnos, una vez más, la doble funcionalidad del agua; por una parte como instrumento de supervivencia para el ser humano, y por otra, como símbolo fuertemente sagrado para la vida espiritual de cada una de las culturas.
Siempre me ha fascinado el mundo de los sueños. No hace mucho pude comprarme un ejemplar de La interpretación de los sueños, basados en las experiencias de pacientes de Freud y su psicoanálisis. Por ello, hoy me he permitido el lujo de volver a abrir sus páginas para buscar la entrada de "agua", y esto fue lo que encontré:
El agua simboliza la vida, los sentimientos, la fecundidad, y la abundancia. Por ello, todos los sueños en los que el agua tiene un papel preponderante deben ser interpretados sobre estas premisas, y pueden ser infinitamente variados. Veamos algunos de ellos..
– Cuando el agua es clara y límpida, tanto anuncia una larga vida, feliz y apacible, como la pureza de nuestros sentimientos.
– En cambio si es turbia, sucia, estanca o corrupta… pronostica males y desgracias, por lo general más de carácter moral o de salud que económicos.
Recibir agua en un vaso o en otro recipiente semejante indica salud, alivio y consuelo para un pobre, matrimonio para un soltero, preñez para una casada (especialmente si es el marido quien llena el vaso o se lo ofrece).
– Pero si el vaso cae o se rompe, sin que las aguas se desparramen, es que el parto irá mal y si bien el hijo se salvará correrá peligro la vida de la madre.
– Por el contrario, si el agua se derrama y el vaso no se rompe, peligrará la vida del hijo y no la de la madre
– Si alguien nos lleva un recipiente con agua a nuestra casa y lo guardamos sin beber del mismo, indica avaricia; que los bienes que estamos acumulando serán disfrutados por otras personas.
– Si somos nosotros quienes llevamos el agua a otra casa y aceptamos que nos sea pagada, lo que venderemos en la vida real será nuestra honradez, nuestra pureza. En cambio, si esta agua es para dar de beber a quien se la llevamos, es signo de piedad y de religiosidad.
– El agua de lluvia presagia abundante cosecha para la comarca si la vemos caer sobre un campo cultivado y trabajo y bienestar si cae en la ciudad. Pero si el agua cae, se empapa la tierra y desaparece de inmediato,pérdida de bienes, humillaciones, y quizás, indigencia.
– Cuando vemos caer agua dentro de una casa (goteras)sin que llueva, anuncia duelo en dicha casa. Pero si sólo cae un gotera, se limitará a presagiar sufrimientos y peligros para el soñador.
– Si el agua ya sea de lluvia, de goteras, o de un grifo abierto, corre por la casa es un mal presagio, que muchas veces consiste en que no se tendrán más hijos; si inunda la casa,enfermedad grave o robo. Si en la casa ya existía un enfermo, grave peligro para su vida.Si vemos que el agua mana de las humedades de las paredes, por poca que traspase, indica duelo por parientes o amigos.
– Ver que mana una fuente de agua dentro de la casa o de una propiedad del soñador es anuncio de gran prosperidad material, acompañada de felicidad, alegría y buenos sentimientos.
– Caminar sobre el agua indica que se está atravesando un periodo peligroso, pero si se llega a tocar tierra es que las cosas se consolidarán. En cambio, si nos hundimos, es grave peligro, que puede ir desde la supeditación a los demás, al fracaso o incluso a la muerte.
– Ver una gran extensión de agua agitada por fuerte oleaje presagia penas y sufrimientos,mientras que si el agua es tersa, apacible y agradable, es tranquilidad felicidad y bienestar.
– Si al mirarnos en el agua ésta nos refleja claramente, indica que se conseguirá la riqueza; si nos refleja más hermosos de lo que somos en la realidad, es que hallaremos gran ternura y amor en los demás.
– Beber agua fría o fresca presagia salud y prosperidad, pero si es caliente anuncia enfermedad, mientras que si hierve es que nuestra cólera es tan violenta que nos perjudicará a nosotros mismos
– Bañarse en agua fría presagia incomprensión; en agua templada felicidad y alegría; en agua muy caliente o hirviendo, separación o divorcio.
– Agua amarga, turbia o amarillenta: enfermedad
– Aguas corrompidas: vivir con la rabia en el cuerpo
– Hedionda: bienes mal adquiridos.
– Estancada: pérdida de libertad.
– De un pozo salado (no la del mar): penas
– Negruzca: matrimonio desgraciado, hundimiento del hogar.
– Agua mineral: convalecencia y mejoría de salud
Resulta increíble ver las numerosas interpretaciones que conlleva el concepto de agua para nuestro subconsciente, de ahí que me interesase por comprobar qué otros significados podría tener este elemento en otros campos, como por ejemplo la literatura. Me contaron que, en algunos poemas de un autor conocido, como Federico García Lorca, el agua se utiliza como metáfora de otros significados: por ejemplo, para este poeta, el agua era símbolo de fertilidad en obras como Yerma, tragedia que nos cuenta la vida de una mujer estéril, o en el poema "Casida del herido por el agua", donde el "agua estancada" , "el agua oscura" y "el pozo" son metáforas de la muerte. A continuación os dejo un vídeo donde podréis escuchar el poema musicalizado por el cantante Carlos Cano. Escuchadla porque es una maravilla.
Por último, me gustaría despedir esta entrada recordando las palabras de la escritora chilena, Isabel Allende, muy cercana al poder espiritual de la vida (hace varios veranos leí su novela La casa de los espíritus y El reino del dragón de oro, que os recomiendo) y a lo sagrado, pues en su literatura, el mundo humano y el espiritual siempre van a la par. Ella menciona en el vídeo la experiencia de la muerte de su hija Paula (que al parecer dejó también huella en su literatura, ya que tiene un libro titulado con el nombre de su hija) y cómo ella quiso que sus cenizas fuesen arrojadas en un arroyo que corría por un hermoso bosque. La escritora dice que siempre vuelve a ese arroyo porque siente que el espíritu de su hija permanece en esas aguas, o regresa convertido en forma de lluvia, pero que siempre lo contempla a través del agua y en cualquiera de sus manifestaciones. Hace tan solo unos días vi una conmovedora película titulada Testament of youth, que narra las memorias de una mujer británica, Vera Brittain, durante la Primera Guerra Mundial. Me llamó mucho la atención el final de la misma, cuando Vera, deprimida por la tragedia de haber perdido a su prometido y a su hermano en el frente, y después de muchos momentos de angustia por no poder recuperarlos, decide convivir con los fantasmas de esa guerra, asumir lo ocurrido y continuar con su vida. Precisamente una de las imágenes más bellas de la película es la que simboliza el acto de sumergirse en el lago donde ella y sus hermanos jugaban de niños, como una forma de regeneración, de purificar su memoria y su alma, como un modo, en definitiva, de poder salvar su propia vida y comenzar de nuevo, de borrar los horrores que sus ojos han presenciado en la guerra, cuando voluntariamente, decidió irse como enfermera para ayudar a los soldados, y muy especialmente, a los suyos.
Hoy en día, tristemente, nos hemos alejado demasiado de este concepto de la vida y la muerte. El mundo en que vivimos, los medios de comunicación, la publicidad, la imagen, etc..., nos impiden valorar estos aspectos de la vida y nos empujan cada vez más hacia lo material, impidiéndonos valorar otras cosas no menos importantes. Quizá debamos replantear nuestros propios valores y abrirnos hacia otros caminos y formas de pensar, de ver la vida... Esto nos ayudaría a comprender mejor otras culturas y evitar estereotipos, prejuicios y conflictos de este tipo. El agua puede ser un buen comienzo.
Hoy comenzaremos con este primer homenaje al agua como elemento fundamental para el desarrollo económico y humano de las poblaciones. He querido abrir esta entrada con el vídeo titulado "Agua, guerra y paz" porque me ha llamado mucho la atención la gran importancia que puede adquirir un recurso como éste en la vida de las personas; tanto es así que incluso ha generado conflictos muy conocidos entre regiones de Oriente Medio: por ejemplo, y tal como se narra en el vídeo, la disputa conocida entre Turquía, Siria e Irak, países fronterizos, a raíz de la puesta en marcha del Gran Proyecto de Anatolia (GPA) por parte del gobierno turco, que no fue bien recibida por las regiones vecinas anteriormente citadas, a causa de que, buena parte de la reserva de agua del río Éufrates se destina al beneficio y consumo de la sociedad turca. Pero lo que no sabemos, o no nos cuentan en la prensa diaria, es que sucesos de este tipo están generando guerras y que los países que sufren esta carencia de agua se están aliando con adversarios muy peligrosos (éste es el caso de Siria con los separatistas kurdos, a fin de atacar a Turquía y sembrar el miedo entre sus habitantes), agravando, por tanto, esta situación y generando muchas tensiones que no acaban de tener un fin pacífico. No obstante, como explica en el vídeo el secretario de las Naciones Unidas, Kofi Annan, estos conflictos no solo suceden en Oriente Medio, sino que se pueden encontrar en otros continentes, a veces no tan lejanos para nosotros, como por ejemplo lo que está pasando en África con el río Okovango, fuente de tensiones entre Namibia, Angola Y Botswana.
Sin embargo, las consecuencias de estas disputas no solo incluyen vidas humanas, sino que también repercuten en las economías de los países, pues el agua permite, entre otras cosas, el desarrollo de la agricultura, del comercio (ya lo vimos en el caso del Tribunal de las Aguas en Valencia) y del turismo, especialmente, en lo que a la conservación y el mantenimiento de parques y reservas naturales se refiere. Además, si acudimos por un momento a nuestros conocimientos de la historia más antigua, nos daremos cuenta de que los pueblos primitivos buscaban, ante todo, el asentamiento en regiones bañadas por el río, y que ésta fue una de las causas principales en la evolución del estilo de vida nómada al sedentario, la organización de las primeras sociedades y, a su vez, del reparto y la organización del trabajo, así que esto puede darnos una ligera idea de la importancia del agua en nuestras vidas.
De la misma forma, el actual conflicto que mantienen Israel y Palestina ha tenido una de sus causas más evidentes en el reparto del agua, pues Israel, desde su nacimiento como estado, ha ido expandiéndose hacia los territorios palestinos bloqueando su suministro de agua y limitando su propia influencia.
Pero, a pesar de todo, muchos otros ejemplos de países como Turquía han demostrado que sí que se puede llegar a un acuerdo para mejorar la convivencia entre sus vecinos (el Acueducto de la Paz) y redistribuir el agua de forma equitativa. Este hecho podría servir de ejemplo a otros países para desarrollar la paz y la solidaridad entre las naciones (por ejemplo, es Cochabamba, Bolivia, donde actualmente se está viviendo este problema).
Desde mi punto de vista, y, teniendo en cuenta lo que hemos venido comentando en estas líneas, creo que se le debería dar más cobertura a este tipo de noticias en la prensa internacional (de hecho, creo que es poco el espacio que dedican los telediarios a estos conflictos tan importantes). La información, en este sentido, es muy necesaria, y podríamos conseguir que la gente tuviera una mentalidad mucho más crítica ante este problema y valorase más el privilegio de poder tener agua cada día, de poder ducharnos, beber y regar nuestros campos para tener comida y poder subsistir, un lujo que no está al alcance de todos, especialmente de aquellos países que están en vías de desarrollo. Por eso, considero esencial que todos y cada uno de nosotros luchemos por mantener tan preciado recurso como es el agua para evitar su privatización y encarecimiento.
A continuación, aporto algunas curiosidades (las que he podido encontrar en la prensa) que nos ayudarán a ser más conscientes de este suceso
Pedro Arrojo, Profesor Titular del Departamento de Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza y miembro del Consejo Científico de Attac, reflexiona sobre el modelo de privatización del agua más extendido: el PPP (Partenariado Público-Privado), con el que la clave de privatización deja de ser la mayoría financiera para situarse en la propia Información mediante la gestión de todas las decisiones empresariales y técnicas. Empezamos a confrontar este modelo por todo el mundo bajo el pretexto de la crisis y utilizando el equívoco de la "austeridad", que no es otra cosa que "sabotaje social".
Sobre la base del agua como derecho humano con el que no se puede mercadear, Arrojo recuerda también que la ONU a día de hoy no contabiliza en sus estadísticas de mortalidad por imposibilidad de acceso al agua el caso de afecciones tóxicas causadas por la minería a cielo abierto.
LA PRIVATIZACIÓN DEL AGUA EN COCHABAMBA (BOLIVIA)
Fragmento de la tercera parte del documental "La Corporación Instituciones o Psicópatas" que denuncia el poder de las grandes corporaciones par adueñarse de todo en el mundo, incluso del agua lluvia...mas información en https://sites.google.com/site/documen...