domingo, 20 de marzo de 2016

VÍDEO SELECCIONADO: "AGUA, EL CURSO DEL RÍO"


 El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; 
es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre; 
es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego
J.L. Borges.



  Hoy me gustaría comenzar reflexionando sobre el poder de los ríos en las sociedades, y qué mejor manera de empezar este breve escrito que mencionando una de los versos más hermosos del poeta argentino, Borges, a propósito de la importante función que cumplen estos elementos de la naturaleza en nuestras vidas. Me llamó la atención su reflexión (y de ahí que haya decidido encabezarla en esta entrada), no solo por su belleza, sino también por la forma en que documentalista de este vídeo inició el recorrido por algunos de los ríos que más impacto han tenido en la historia, abriendo dichas consideraciones con esas palabras, para mí, bastante acertadas.

Otro gran poeta que estudié no hace mucho en literatura venía a decir algo así como que nuestras vidas eran como ríos que desembocaban en el mar, en el fin de nuestra existencia, en la muerte. Su nombre era también Jorge, Jorge Manrique, y esta metáfora tan bella nos está ya anunciado la inseparable unión entre el agua y la vida humana.

El vídeo nos habla sobre el papel vital que han cumplido los ríos para su explotación económica y de las consecuencias de dicha explotación sobre el medio ambiente. En este sentido, hay que señalar que, pese a todo, la intervención del ser humano sobre la naturaleza, ha evitado que fenómenos naturales muy peligrosos, como las inundaciones, las sequías, o la pérdida de empleo para muchas poblaciones, pero de ello depende, en buena medida, la actuación, inteligente y responsable, de los dirigentes de las naciones. Por ejemplo, y a mi juicio, considero que la construcción de la Presa de Asuán por el gobierno egipcio de Abdel Nasser en 1956, fue uno de los grandes hitos de la historia, pues permitió todas estas ventajas anteriormente mencionadas, y supuso un gran avance económico en este país, pues el Nilo, hasta la fecha, estaba causando la pérdida de muchas vidas humanas, y era difícil controlar sus numerosas crecidas. Gracias e ello, los egipcios pudieron contar con un suministro de agua controlado durante los años más secos, y las cosechas han aumentado bastante.

Ahora bien, el proyecto de la Presa Alta de Asuán conllevó otra serie de consecuencias negativas, como la inundación de yacimientos arqueológicos de gran relevancia para la cultura del país, que tuvieron que ser trasladados (lo que, en términos económicos, se tradujo en más de 40 millones de dólares), las migraciones de miles de granjeros que ocupaban esas zonas fluviales, ya que sus casas habían sido destruidas por el agua, y otra serie de consecuencias nefastas debido al estancamiento del Nilo en las aguas del Lago Nasser. Esto también ha traído consigo, asimismo, que, el nivel de sedimentos y nutrientes que este lago llevaba a las cosechas, haya disminuido en gran medida por ese estancamiento, y, en consecuencia, los campesinos se han visto obligados a utilizar fertilizantes para mejorar los campos de cultivo, lo que produce, a su vez, más contaminación. Además de eso, los habitantes, a causa de ese estancamiento del agua, tienen que añadir cloro al agua para que ésta sea potable y prevenir así posibles enfermedades, sin contar los riesgos que esto supone para la salud de las personas. Y por si fuera poco, la presión producida por el volumen de agua retenida en el Lago Nasser, está provocando grietas en la presa, produciendo escapes de agua a tierras cercanas, por lo que existe el riesgo de que, algún día no muy lejano, la presa ceda y las inundaciones provoquen la muerte de millones de personas.


En otras regiones, en cambio, las inundaciones dejan paso a la falta de agua; hablamos del Mar de Aral, en Asia Central, cuya sequía ha dejado a buena parte de la población sin empleo y está devastando regiones que antiguamente eran muy fértiles, pues la sal que ha dejado a su paso es dañina para las cosechas de algodón, un producto principal en zonas como Kazakjistán y Uzbekistán, cuya principal fuente de recursos era ese mar. Y de nuevo, un ejemplo de cómo las decisiones políticas tienen conecuencias impredecibles: cuando el exdirigente de la antigua Unión Soviética, Nikita Jrushov, en su intento por mejorar la industria textil rusa, ordenó desviar las aguas del Mar de Aral, gran parte de la misma se evaporó en su curso o se acabó perdiendo. La falta de agua, al igual que en el caso de Egipto, provocó enfermedades tóxicas a las que incluso hoy en día se trata de buscar solución, con el objetivo de salvar a sus habitantes y desarrollar su economía mediante ayudas europeas.

Finalmente, si hacemos un pequeño viaje en el mapa, nos encontraremos con otro caso muy similar; hablo de la Presa de las Tres Gargantas en China, donde el problema de las inundaciones del río Yangtsé ha llegado a constituir una gran amenaza para sus pobladores. Afortunadamente, el diseño de esta obra de ingeniería, gigantesco proyecto, ha evitado esta situación. Sin embargo, y salvando los costes económicos que supone su construcción (miles de millones de euros), las organizaciones internacionales advierten de sus consecuencias sobre el medio ambiente y la sociedad (desplazamientos de millones de personas, pérdidas de miles de especies, por no hablar de los posibles fallos que pueden presentarse, pues nada es perfecto, ni podemos medir todos y cada uno de los riesgos que pueden llegar a producirse).

Actualmente, en nuestra región, existen también numerosos riesgos para la fauna y la población, por la contaminación de los ríos. Un ejemplo es la central nuclear de Almaraz, que está causando enormes daños ecológicos sobre las especies que habitan en el Tajo. Han sido numerosas las presiones que, desde Ecologistas en Acción y la Plataforma Nuclear Cerrar Almaraz, han ejercido para su eliminación, pero sus resultados, hasta ahora, no han obtenido frutos, principalmente porque otros sectores consideran que la central aporta grandes beneficios económicos a la Comunidad y genera mucho empleo. No obstante, creo que se debe seguir luchando para que, al menos, los gobiernos regionales del país sean conscientes (y recalco la expresión "ser consciente", porque todo debe partir desde ahí) de esta situación y aplicar medidas menos perjudiciales para la naturaleza, que es patrimonio de todos.

En la siguiente página podréis encontrar más información al respecto:http://www.ecologistasenaccion.es/article12356.html

En definitiva, si bien la intervención humana está logrando controlar y predecir los cambios de la naturaleza (algo que en nuestra historia era impensable), ello no siempre quiere decir que ese control sobre la misma sea siempre favorable para nosotros, y que aun a día de hoy resulta difícil establecer una igualdad entre los intereses económicos (especialmente en los países capitalistas) y el respeto hacia el medio ambiente, que, en mi opinión, debe ser el primer punto que las naciones deben tomar en consideración. Pero para ello es imprescindible que primero tengamos una visión de futuro, y, si somos solidarios y nada egoístas con las generaciones venideras, seamos conscientes de que el agua es un recurso fundamental, de que cada gota de vida cuenta.

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