sábado, 24 de octubre de 2015


UN PEQUEÑO RECORRIDO POR NUESTRO LABORATORIO.  


¡Saludos blogueros!

Hoy vamos a dedicar un capítulo especial de nuestro rincón científico a realizar un recorrido por algunos de los instrumentos más importantes de nuestro pequeño laboratorio casero. ¿Me acompañáis? ¡Pero cuidado, porque todo este material es muy frágil y debemos saber cómo utilizarlo adecuadamente! ¿Estáis preparados? Tranquilos, os prometo que no aparecerá ningún científico loco...


Ejem...Ejjjjjjemmmm...Bueno ¡Vamos allá!

Como sabéis, el laboratorio es el espacio sagrado de todo científico, y nos proporciona una gran variedad de instrumentos con los que realizar multitud de pruebas, hipótesis, experimentos y conclusiones que nos permitirán descubrir fenómenos de los que muchas veces no somos conscientes. Así de enigmática es la ciencia. Por ahora, nos centraremos en diez de los instrumentos más importantes.

Laboratorio. El Dr. Jekyll y Mr. Hyde.



1. El Matraz de Erlenmeyer: se trata de uno de frascos de vidrio más utilizados en los laboratorios de Química. Como observaréis, su forma consiste en un vaso cónico de vidrio con base ancha y cuello estrecho. Los hay de diversas capacidades, y suelen llevar unas marcas para saber aproximadamente el volumen del contenido. Fue creado por Richard August Carl Emil Erlenmeyer en 1861. Gracias a su forma troncocónica, se puede evitar la pérdida de líquido por agitación o por evaporación, y su cuello estrecho permite que podamos taparlo con un tapón esmerilado o con algodón hidrófobo. Su función consiste en calentar las sustancias a altas temperaturas.


2. La probeta: su importancia reside en su capacidad para medir volúmenes superiores de forma más rápida que las propias pipetas, aunque, eso sí, con menos precisión que éstas. Está formado por un tubo transparente con una serie de marcas grabadas (desde 0 ml) que indican distintos volúmenes. Está cerrado en la parte inferior, con una base que le sirve de apoyo, mientras que la parte superior está abierta, a fin de que pueda introducirse el líquido que queramos medir. Suelen medir volúmenes de 25 a 50 ml, si bien existen probetas de tamaños muy diversos.¡Incluso algunas pueden llegar a medir un volumen de hasta 2000 ml!

3. El tubo de ensayo: también llamado tubo de prueba. Como podéis observar, consiste en un pequeño tubo de vidrio con una punta abierta (la cual puede incluir una tapa), y la otra cerrada y redondeada, que se emplea en el laboratorio para contener pequeñas muestras líquidas. Debemos tener cuidado y no apuntar con la boca del tubo hacia alguna persona, porque pueden liberarse proyecciones de la muestra.


4. Embudo de decantación: también se denomina embudo de separación, es un recipiente de vidrio con forma cónica con un desagüe inferior cuyo flujo se regula mediante una espita o válvula. La parte superior presenta una embocadura taponable por la que penetra el líquido o sustancia. Su función es la de separar líquidos por densidad y propiedades moleculares. Por ejemplo, si queremos separar el agua del aceite, se puede verter en un embudo de decantación y dejarlo reposar el tiempo suficiente para que aparezca una separación clara de ambas sustancias. Posteriormente, abrimos la espita inferior y se deja escurrir el líquido más denso (en este caso, el agua).

5. La pipeta: es un instrumento volumétrico de vidrio que permite medir cantidades de líquido con bastante precisión. Consiste en un tubo transparente, una de cuyas puntas termina en forma cónica. Tiene una graduación, con una serie de marcas grabadas que indican distintos volúmenes. Es importante tener en cuenta que este material no debe someterse a cambios bruscos ni a altas temperaturas. Normalmente se introduce la pipeta, con la punta cónica hacia abajo,  en el recipiente del que vayamos a extraer un volumen determinado de muestra. Después se coloca la pipeta en la punta libre y se hace ascender el líquido; luego sacamos la perita colocando el dedo índice para taponar la punta y evitar así que el líquido descienda. Si tenemos una pipeta graduada y queremos vaciarla, retiramos el dedo y dejamos caer el líquido.

6. El vaso de precipitados: es un simple contenedor de líquidos con forma cilíndrica y base plana. Los hay de muy diversas capacidades y suelen ser de vidrio o de plástico. Al igual que los instrumentos que hemos visto, suele estar graduados, aunque la graduación es normalmente inexacta por la misma naturaleza del instrumento. Su forma regular facilita que pequeñas variaciones en la  temperatura pasen desapercibidas en la graduación. Comúnmente se utiliza para transportar líquidos hacia otros recipientes, como una probeta o un tubo de ensayo mediante un embudo.

7. El vidrio de reloj: es una lámina de vidrio de forma circular cóncava-convexa. Se le conoce con este nombre debido a que su forma se parece a la de los antiguos relojes de bolsillo. Su objetivo es la evaporación de líquidos, pesar productos sólidos o como cubierta de los vasos de precipitados. 

8. El mechero de Bunsen: nos encontramos ante un instrumento utilizado en los laboratorios para calentar muestras y sustancias químicas. Se trata de un tubo vertical enroscado a un pie metálico para el flujo del gas, regulado mediante una llave colocada sobre la mesa de trabajo. En la parte inferior del tubo existen orificios con un anillo metálico o collarín también horadado. Si ajustamos la posición de estos orificios (es decir, el cuerpo del tubo y el collarín, respectivamente), lograremos regular el flujo de aire que aporta el oxígeno necesario para la combustión que provocará una llama en la boca o parte superior del tubo vertical.

9. El cristalizador:  es un recipiente pequeño de vidrio con base ancha cuya función esencial es la de cristalizar las sustancias, aunque también tiene otros usos (como base, como tapa, como contenedor...). La base ancha de este instrumento está diseñada para permitir una mayor evaporación de sustancias.

10. La bureta: es un recipiente graduado de forma alargada y tubular. Incluye una llave de paso en su extremo inferior con el objetivo de regular el líquido que deja salir.




Bueno, esto es todo por hoy, blogueros. Aquí os dejo un vídeo para que repaséis muchos de los instrumentos aquí explicados. Espero que os guste. ¡Hasta la próxima!





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Bueno
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lunes, 12 de octubre de 2015

MARIE CURIE, UNA HISTORIA DE CORAJE Y AMOR POR LA CIENCIA.

"Un científico en su laboratorio no es sólo un técnico:
 es también un niño colocado ante fenómenos naturales que le impresionan como un cuento de hadas."


Buenos días, mi queridos blogueros:

Hoy he querido dedicar un rinconcito de mi espacio en el blog a una de las mujeres más importantes en el mundo de la ciencia. Seguramente os preguntaréis por qué he elegido a Marie Curie y no a otro personaje. 


Pues bien, una de las razones principales, como ya os comenté en mi publicación anterior, se debe a la gran curiosidad y fascinación que despierta en mí una mujer que tuvo que enfrentarse a muchos obstáculos en una época difícil y poco favorable para la mujer. Descubrí a esta personalidad  por casualidad,cuando me disponía a buscar por la web alguna cita de un científico famoso, algo que pudiera inspirarme y que fuese original para el blog. Y entonces la encontré. Leí su vida, su lucha incansable por aprender a la hora de dedicarse a la profesión que ella más amaba: la ciencia.  María Sklodowska (que éste era su verdadero nombre), había nacido en Varsovia, y desde muy niña conoció la tragedia de primera mano: su madre, que era maestra, murió cuando ella tenía tan solo 11 años, y su padre, profesor de Física, le había transmitido la pasión por esta disciplina, una pasión que, años más tarde la llevaría a abandonar su propio país para centrarse  en la investigación. Alumna brillante, un día decidió ganarse la vida como cuidadora y reservar algunos de sus ahorros. La joven Curie tenía una sola idea en su mente. Sabía, que, con el tiempo y el dinero que consiguiese ganar de su trabajo, iría de inmediato a Francia. Su sueño no podía esperar más. Fue así como María Sklowska, con 24 años y una maleta llena de ilusiones, llegó a la capital francesa. Aunque tuvo que enfrentarse a muchos contratiempos, principalmente por ser mujer e intelectual, y por su pobreza, María sobrevivía gracias a aquellos pequeños ahorros, los cuales, junto con el dinero que de vez en cuando le enviaba su padre para poder estudiar Física en la universidad parisina de La Sorbona, y la ayuda de su hermana mayor Bronia, que por entonces vivía también allí, pudo ir salvando todos aquellos obstáculos que parecían querer acabar con su recién conquistado sueño. Y, efectivamente, hacia 1893 consiguió finalizar sus estudios de Física siendo la número uno en su promoción. Y por otro de esos caprichos del destino, su vida volvería a sorprenderle una vez más, al ponerle en su camino al gran amor de su vida, Pierre Curie, hombre por el que sentía una profunda admiración, también físico, como ella, y con el que compartió su gran amor por la ciencia, y, por cierto, también por el ciclismo, ya que recorrieron Francia juntos en una bicicleta en su luna de miel. 



Fruto de su unión nacieron sus dos hijas, Iréne y Eve. Marie intentaba compaginar en todo momento su trabajo en el laboratorio con el cuidado de sus pequeñas (era muy común que, en aquellos tiempos difíciles, pocas mujeres pudiesen estudiar y trabajar fuera de casa). Mientras tanto, la incansable Marie se pasaba las horas tratando de investigar los nuevos tipos de radiación descubiertos por Roentgen y Becquerel. Y así, Marie medía las radiaciones de uranio en la plechbenda, un mineral que contenía dicho elemento. ¿Y qué fue lo que ocurrió? Pues que, para su sorpresa, observó que las radiaciones del mineral eran más intensas que las del propio uranio. No obstante, una duda asaltaba constantemente a Marie: ¿habría elementos aún más radioactivos (palabra, por cierto, inventada por ella) que todavía eran desconocidos? 

Pierre, que en todo momento supervisaba los experimentos de su mujer y la ayudaba siempre que podía, abandonó sus propias investigaciones sobre el magnetismo para ayudarla. Y el esperado día llegó al fin. En 1898, ambos anunciaron el descubrimiento de dos nuevos elementos: el polonio (así nombrado en recuerdo de su querido país, al que siempre llevaba en su memoria) y el radio. Sin embargo, muchos fueron los avatares que el matrimonio tuvo que atravesar para que, cuatro años después, sí, sí, cuatro años, después de trabajar en condiciones míseras, y a base de tratar una tonelada de plechbenda, lograron aislar una fracción de un gramo de radio. 

Todos sus esfuerzos se verían compensados, finalmente, hacia 1903, cuando compartieron con Becquerel el Premio Nobel de Física. Por fin el matrimonio Curie había conseguido el reconocimiento que deseaba. Quizá algún lector un poco avispado se esté preguntando dónde fue a parar el dinero que los Curie obtuvieron con el Nobel: ni más ni menos, que en un baño para la casa. Aunque parezca gracioso, imaginad por un momento las duras condiciones de vida en una capital, con dos hijos, un sueldo muy bajo, y muchos agujeros que tapar. Así que...nada más práctico, ¿no os parece?

Pero las alegrías, aunque cortas, son intensas. La proyección de los Curie llegó a ser internacional, y su fama y reconocimientos por su labor investigadora no pararon. Por ello, en 1904,Pierre Curie fue nombrado catedrático de Física en la Universidad de París, y miembro de la Academia Francesa en 1905. Pese a todo, su vida se apagaría una mañana de 1906. Herida y algo desanimada, Marie tuvo que continuar con su trabajo, heredando la cátedra de su marido en la Sorbona, al mismo tiempo que seguía con sus investigaciones sobre el radio y sus compuestos, lo que la llevaron, una vez más, a ganar el Premio Nobel de Química en 1911. Con el tiempo sería nombrada directora del Instituto del Radio de París y en 1921, con motivo de su primer viaje a Estados Unidos, Marie pudo contemplar el producto de todos sus años de esfuerzo en los rostros de quienes la recibían como una auténtica heroína de la ciencia. Su sueño se había hecho realidad, y en su corazón, un sentimiento de  melancolía hizo resbalar una lágrima de emoción por su mejilla. Lo había logrado. 


domingo, 11 de octubre de 2015

 EL SER HUMANO Y LA CONQUISTA DEL TIEMPO.


¡Bienvenidos de nuevo, mis queridos blogueros, a mi pequeño laboratorio casero! Hoy dedicaremos nuestro espacio a investigar brevemente sobre los instrumentos que tradicionalmente ha empleado el ser humano, desde la Antigüedad hasta nuestros días. Como aprendiz en esto de las ciencias, siempre he sentido una gran fascinación por el modo en que el hombre, desde sus comienzos, ha intentado medir el tiempo. ¿Quién de vosotros no ha visto la trilogía de Regreso al futuro sin preguntarse si, efectivamente, dentro de unos siglos, el hombre podrá viajar en una máquina del tiempo  o teletransportarse a cualquier lugar? ¿Podríamos cambiar nuestro propio destino? ¡Esto supondría una auténtica conquista! ¿Verdad? Escritores y cineastas han reflejado ampliamente estas experiencias y nosotros, como lectores y espectadores, las hemos almacenado en nuestros recuerdos desde nuestra más tierna infancia, esperando que, tal vez algún día, esto no llegue a ser una utopía.


Sin embargo, mucho me temo que, por ahora, tendremos que conformarnos con medir el tiempo de que disponemos. Por ello, nuestra investigación se centrará en descubrir aquellos instrumentos que han contribuido a este propósito. ¿Estáis preparados? ¡Comencemos este viaje por la historia!



INTRUMENTOS PARA MEDIR EL TIEMPO.

Los primeros calendarios:

¿Sabíais que fueron los babilonios y los egipcios quienes iniciaron la medición del tiempo con la elaboración de los primeros calendarios hace más de 5000 años? Surgieron principalmente para organizar las actividades comunales y los acontecimientos públicos, planificar el comercio y regular la siembra y la cosecha. Se basaban en tres ciclos naturales principales: 


  • El día solar, marcados por los períodos sucesivos de luz y oscuridad.
  • El mes lunar, marcado por las diferentes fases de la luna.
  • El año solar, que responde al giro de la tierra alrededor del sol, y se guía por el cambio de estaciones.



Prueba de ello fue como las distintas civilizaciones mostraron su preferencia por un tipo u otro de calendario debido a las condiciones impuestas por el clima y la naturaleza. Por ejemplo, en las latitudes bajas, el cambio estacional apenas era perceptible, y se hacían más evidentes los cambios en las fases de luna, lo que hizo que establecieran calendarios que respondían al ciclo lunar. En climas más septentrionales, donde el cambio estacional era mucho más acentuado y condicionaba las cosechas, se le concedió más importancia al año solar. Incluso el propio Imperio Romano, en su expansión hacia el norte, se decantó por el calendario solar, base, por cierto, del calendario gregoriano actual.



A MODO DE CURIOSIDAD...

¿Sabíais que la gnomónica es el estudio de la medida del tiempo mediante el empleo de relojes solares?

A lo largo de la historia se han conocido diferentes sistemas horarios, desde los relojes de arena y de fuego, pasando por las clepsidras, hasta los modernos relojes mecánicos del siglo XIV. Su diseño ha hecho posible que seamos capaces de sentir y percibir el paso del tiempo. Hagamos un repaso por aquellos artefactos antiguos que marcaron un antes y un después en la medida del tiempo.

* La clepsidra: se trata de un reloj de agua que ya emplearon los antiguos egipcios, sobre todo por la noche, cuando los relojes de arena no eran de utilidad. Las primeras clepsidras consistían en una vasija de barro que contenía agua hasta cierta medida y un orificio en la base con un tamaño suficiente como para asegurar la salida del líquido a una velocidad determinada y en un tiempo fijo. La vasija estaba marcada con varias rayas que indicaban la hora en las diferentes estaciones del año. Estos relojes de agua también se empleaban en los tribunales atenienses para medir el tiempo destinado a los oradores. En los tribunales romanos se utilizaban en las campañas militares para establecer las guardias nocturnas.

* El reloj de arena: se basa en un concepto físico idéntico al de la clepsidra: permitía que la gravedad hiciera fluir una cantidad establecida de un elementos para determinar distintos lapsos de tiempo. En este tipo de instrumentos, la arena  se encuentra contenida en un recipiente de vidrio, mediante dos vasos comunicados, que se voltea cuando termina de caer el último gramo.

* El reloj astronómico: es, a mi modo de ver, uno de los instrumentos más bellos e interesantes para medir el tiempo. Nos informa de las posiciones relativas del Sol, la Luna, las constelaciones del zodíaco y las estrellas, así como de los planetas mayores. También nos informa sobre la duración del día y la noche, las fechas de los eclipses lunares y solares, de la Pascua y otras festividades religiosas, de las mareas, la hora solar, las fechas de los solsticios, los cambios de estación, la representación animada del sistema solar, la salida y la puesta del sol, etc...Todo ello acompañado y decorado con una rica variedad de símbolos religiosos, culturales, artísticos o científicos. Uno de los relojes astronómicos más impresionantes del mundo es el Reloj Astronómico de Praga.


Aquí os dejo un artículo muy interesante sobre el funcionamiento de este reloj gigante (¡que, por cierto, hace justo dos días cumplía 605 años!):



Bueno, blogueros, hasta aquí nuestro pequeño viaje por el tiempo. Espero que hayáis aprendido nuevas formas de medir el tiempo. Aunque hay muchas más, hemos querido reflejar aquí las más curiosas. De todas formas, os dejo un par de vídeos de Érase una vez el hombre (serie con la que he crecido) donde se resume muy brevemente lo que acabamos de explicar:





Me gustaría acabar con una cita muy acertada de Julio Verne, en relación con esta reflexión y recorrido por el tiempo. 

"Todo lo que yo invento, todo lo que yo imagino, quedará siempre más acá de la verdad, porque llegará un momento en que las creaciones de la ciencia superarán a las de la imaginación"

Y así será...¡Nos vemos! Os recuerdo que mi próximo espacio estará dedicado a la inspiradora de este blog, la gran Marie Curie.


¡Saludos blogueros!




sábado, 3 de octubre de 2015

MI PRIMER EXPERIMENTO CIENTÍFICO.

 LA METAMORFOSIS DEL HUEVO


¡Bienvenidos a mi laboratorio casero! Me gustaría compartir con todos vosotros esta primera gran experiencia. En primer lugar, comenzaré explicando cada una de las fases del método científico que ya hemos visto en clase.

1. Observación y experimentación.

Nos disponemos a investigar cuál es la reacción de un huevo al entrar en contacto con el vinagre, cuyo componente principal es el ácido acético. Para ello, hemos introducido dos huevos en diferentes recipientes. El objetivo es observar (de ahí el nombre de esta fase del experimento) en qué medida este componente actúa sobre las propiedades físicas del huevo (color, olor, textura...). El tiempo de observación del experimento ha sido de 24-48 horas. En nuestro caso, hemos empleado dos huevos para comprobar cómo afectaban los cambios a uno de ellos si superábamos el tiempo previsto de 48 horas. 




FORMULACIÓN DE HIPÓTESIS:

Podemos formular la siguiente hipótesis: "el huevo cambia su masa en contacto con el vinagre durante un período máximo de 48 horas".


Los resultados obtenidos han sido los que explicamos brevemente a continuación:

Martes, 29 de septiembre:

Este día pude observar cómo se formaba una ligera capa de espuma blanquecina alrededor del huevo, junto a un pequeño aumento en el tamaño del mismo.




Miércoles, día 30 de septiembre:

Al día siguiente comprobé cómo el huevo iba perdiendo poco a poco su color original, al tiempo que se le iba desprendiendo una capa del cascarón. Noté cómo el olor del vinagre era cada vez más fuerte. El tamaño del huevo parecía mayor. ¡Al fin la metamorfosis se estaba produciendo!




Jueves, día 1 de octubre:

Este día retiré uno de los huevos de su recipiente y comprobé que la metamorfosis del día anterior se había completado. Pude observar que éste había adquirido una textura mucho más blanda que al principio del experimento. A fin de comprobar este hecho, hice botar el huevo que acabó estallando sobre la superficie del suelo a la cuarta vez de haberlo hecho botar y noté que el olor a vinagre que se desprendía del mismo era más fuerte que otras veces.

EMISIÓN DE CONCLUSIONES:

A la vista de los resultados obtenidos, podemos concluir que el ácido acético del vinagre hace que el huevo cambie en cuanto a su volumen, color y textura. Asimismo, nuestro experimento casero confirma claramente el proceso de ósmosis, que, en palabras más sencillas podríamos definir como el movimiento de un líquido a través de una membrana semimpermeable, es decir, que el ácido del vinagre, al ser una sustancia tan fuerte desde el punto de vista químico¡ha logrado traspasar la cáscara del huevo haciendo que éste se disuelva completamente y pareciendo de goma!

Bueno, queridos blogueros, hasta aquí mi primer experimento casero. Me gustaría terminar con una acertada reflexión de nuestro gran científico, Albert Einstein, que dice así:

"Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber"





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