Homer: ¡Ops! Vaya chicos, me habéis pillado. Bueno, antes nada, soy Homer, Homer Simpson. Ya me conocéis, así que os voy a ahorrar las presentaciones innecesarias, molestas y absurdas. Ejjem. ¡Bien! Estaba intentando buscarle la utilidad a este pequeño clavo...Quieto pequeño...quieeeeetoooo...¡Maldita sea, Bart, cuántas veces tengo que decirte que te estés quietoooooo, maldito gusanoooo! ¡Te voy a...! ¡Arrrgggggggg!
Bart: ¡Vale, vale, tío! Haya paz...Escucha papá, tengo una cámara de vídeo, ¿recuerdas que me la regalaste por mi noveno cumpleaños? Pues resulta, señor Homer, que me está rondando en la pajarera una idea dabuten para hacernos ricos y famosos dándole utilidad a este clavo insignificante. ¿Qué pasa, papaíto, mi querido zampabollos, quieres hacerte rico y disfrutar de una temporada en Hawái engullendo rosquillas con chocolate en Honolulu? ¡Pues mueve ese culito seboso y pongámonos manos a la obra!
Bart: ¿Pero qué...? ¿Por qué pones esa cara tan...? Hooomer...Hoooomer...¡Despierta papá! ¡Tenemos que hacer el experimento!
Homer: ¡Mosquis! Es verdad, empecemos de una vez. Adelante, hijo, sigue.
Bart: Está bien: atiende y escucha, papaíto, porque hoy seré yo el profe. ¿Me sigues?
Bart: Ejjjem...Bueno, supongamos que sí...En fin, colegas, disculpad a mi padre, tiene estos lapsus muy a menudo, pero luego vuelve en sí.
Bart: Le pasa igual que a la tele de casa...Ya me entendéis. Enciende...apaga,enciende...apaga...enciende...apaga...encien...de...apa...ga. ¿Qué pasa ahora...? ¿Qué...?
Homer: ¡¡¡Arrrggg!!!¡Ya te enseñaré yo a ti a mantener esa boca cerrada! ¡Ven aquí! ¡¡¡Serás...!!!
Bart: ¡¡¡Ay, ya vale!!! No quería decirlo al pie de la letra. ¡Lo juro! Joooo.

Una vez que lo tengáis todo, seguid los pasos que se detallan a continuación:
Paso 1: introduciremos las monedas en el frasco y añadiremos después un par de cucharadas de sal y vinagre. Aquí podéis ver las fotografías que tomé durante el proceso:
Paso 2: ¡ahora cerraremos el frasco y lo agitaremos con mucho salero y ritmo!
Papáaaaaaa... Agitamos el frasco, no a mamá. Ainnnshshsh.
Homer: ¡Está bien, hijo! Continúa...
Bien, gracias, papaíto. Como iba diciendo, una vez agitado el frasco, el fraaaaasco, dejamos que el líquido repose unos 30 minutos. Lo que veréis será una reacción súper reacción química entre el ácido del vinagre, que es bastante fuerte, junto con el carácter abrasivo de la sal, elementos que serán los responsables de limpiar bien esas monedas tan manoseadas que tenéis en los bolsillos en la hora del recreo.
Paso 3: y...¡tachán, tachán! Ahora tenemos que extraer las monedas del frasco y comprobaremos lo limpias que han quedado, casi tanto o más que una patena. ¡Ya casi somos alquimistas!
Paso 4: ahora, con el líquido de las monedas, introducimos un clavo de hierro que esté limpio y lo dejamos varias horas.
Paso 5: tic...tac...tic...tac. ¿Ya han pasado las dos horas? Pues entonces retiraremos el clavo y comprobaremos que éste se ha teñido del color del cobre; en otras palabras, se ha oxidado al entrar en contacto con el líquido de las monedas. ¡La reacción química se ha producido! ¡Lo hemos conseguido! ¡Observad y comparad esta foto con la anterior! ¿No es dabuten?
Bart: ¡Eh, papá! ¿Lo has visto? ¿Papá? ¿Pa...pá?
Homer: ZZZZZZzzzzzzzzzzzzzzz.....
CONTINUARÁ...
Muy interesante propuesta. Ese Homer habrá aprendido algo, seguro. Gracias
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