Hoy dedicaremos un breve espacio en nuestro blog a describir, en estas pequeñas líneas, el origen de una de las teorías más innovadoras dentro del campo de la Química. De ahí que hayamos escogido uno de los modelos atómicos que más repercusión ha tenido en los últimos siglos. En entradas anteriores ya comentamos el gran impacto que produjo el descubrimiento de Rutherford en el mundo de la ciencia, pero...¿Cómo llegó el físico neozelandés a esta nueva teoría?
Mientras que en el modelo de Thomson se aceptaba que las cargas eléctricas del átomo producían una trayectoria uniforme, igual en comportamiento, de las partículas, Rutherford, su discípulo, rectificó esta hipótesis a través de un experimento consistente en bombardear una lámina muy fina de oro con partículas alfa (núcleos de helio, un elemento químico de la tabla periódica), y observó que, si bien algunas de esas partículas atravesaban la lámina sin problemas, otras muchas,en cambio, rebotaban o se desviaban de la trayectoria uniforme o lineal que había descrito Thomson en su modelo.
De ahí que Rutherford considerase que existe una concentración de carga en el centro del átomo, hecho que fue esencial para el resto de teorías atómicas, pues de ello se deducía la existencia de un núcleo atómico donde se concentraba toda la carga positiva y la mayor parte de la masa del átomo. Ahora bien, tanto la masa como la carga positiva del átomo se concentraban en un espacio muy pequeño del mismo en lugar de estar distribuidas y repartidas por todo el átomo, lo que daba lugar a que algunas de esas partículas atravesasen la lámina de oro del experimento o que chocasen directamente contra ese espacio donde se acumulaba la masa, tal como aparece en la siguiente imagen:
En el siguiente vídeo podéis entender mejor el experimento que estamos explicando:
De ahí que Rutherford considerase que existe una concentración de carga en el centro del átomo, hecho que fue esencial para el resto de teorías atómicas, pues de ello se deducía la existencia de un núcleo atómico donde se concentraba toda la carga positiva y la mayor parte de la masa del átomo. Ahora bien, tanto la masa como la carga positiva del átomo se concentraban en un espacio muy pequeño del mismo en lugar de estar distribuidas y repartidas por todo el átomo, lo que daba lugar a que algunas de esas partículas atravesasen la lámina de oro del experimento o que chocasen directamente contra ese espacio donde se acumulaba la masa, tal como aparece en la siguiente imagen:
En el siguiente vídeo podéis entender mejor el experimento que estamos explicando:
La corteza, en cambio, es un espacio vacío en relación con el núcleo. Por esta razón las partículas alfa atravesaban la lámina de oro del experimento sin desviarse. Aquí "residen", por así decirlo, los electrones, que tienen carga negativa; y al igual que en un minúsculo sistema solar, los electrones giran en torno al núcleo de forma parecida a los planetas que giran alrededor del Sol. Estos electrones están ligados al núcleo mediante atracción eléctrica de cargas de signo contrario. Es,en definitiva, lo que la teoría sobre el campo magnético definiría años más tarde con aquella conocida frase de que "los polos opuestos se atraen".
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